El hombre que debio educarme.

Era justo y necesario este escrito…

Ayer, en un lugar conocido por sus tristezas vi a un niño
dar vueltas en el aire mientras la inocencia se regalaba en un sonido tan
alegre que me entristeció. Una figura oscura y densa era el epicentro de aquel
movimiento de felicidad fugaz y a pesar de mis esfuerzos, no lo reconocí al
instante, los paradigmas de 23 años de aceptación, resignación, rencor y olvido
sé que me incapacitaron para distinguir el comportamiento de un hombre, que
juega a cuidar su futuro, mientras hace feliz a su presente. Sin embargo, la
risa incesante y mi vista nublada decidieron jugar a la traición, y abrieron
una puerta que lastimó los cerrojos acostumbrados a no moverse. Como la
explosión de una fruta cansada de esperar; revienta en mi cabeza el recuerdo
enmohecido de ti. Increíblemente me acordé ti, de ti malvado viejo.

A decir verdad nunca te llamé así, no tuve oportunidad y no sé que hubiera
pasado. Todo en retrospectiva es un hilo invisible etiquetado en el
«hubiera».

Sin embargo algo sí es seguro, hubiésemos reído, hablado, gritado y toda la
parafernalia que trae consigo el crecer en una familia «ad hoc». Pero
sobre todo, y dejo mi apuesta al tiempo que por sobre todo, hubiésemos peleado.
A pesar de lo que los familiares dicen al recordar y lo que los amigos dicen al
ver imágenes, no somos parecidos. Somos muy diferentes.

Te debo mi timidez y mi aracnofobia, también te debo mi físico con lo bueno y
malo y parte de mi carácter. El color oscuro de mi piel y la gracia que tenemos
para bailar. Te debo el sentido de la justicia que tanto me ha ayudado y la
enorme capacidad para buscar la paz. Te debo estas letras que nunca te había
dedicado así como el tiempo ahora perdido en mi memoria de tus días en la
tierra.

Al final, tú sólo me debiste una cosa. Tu presencia.

Y a pesar de que hace casi 23 años que no te veo hoy, en espera del diagnóstico
de un buen amigo tuyo en este oscuro hospital, me acordé de ti. Ahora sé por qué
no me gusta estar en estos lugares. En uno te vi por última vez con los ojos
abiertos pero, no es para dramatizar, hoy eres sólo un visaje como de sueños,
alguien lejano y borroso a quien recuerdo sólo cuando me veo al espejo, por el
infame parecido (no me quejo padre, nos fue bien).

Un saludo allí en donde quiera que estés viejo, en todos los recuerdos de los
que te conocieron y que aún te recuerdan, en las imágenes que quedaron de ti,
tus credenciales y aquella vieja cartera de la cual me hubiera burlado en
alguna ocasión que se perdió en el tiempo.

Sé feliz o no seas nada, como sea que sea, aquí estoy recordándole al mundo,
que hubo un tiempo, en que exististe.

Por favor, no seas vanidoso con eso.

A la noche a veces le da por portarse
mal, a veces le encanta jugar a  las
escondidas entre el techo, la esquina y la telaraña que no deja de moverse con
el viento artificial de un ventilador.

A la noche le gusta jugar, lo disfruta, le encanta ver nuestros
rostros enmarcados en un perpetuo parpadear cuando viejas ideas se
manifiestan como bolas de humo saliendo de una chimenea. Siempre se ven claras, brillan
dejando un resplandor blanco con finas tiras de rojo y azul metálico. Giran al
rededor de nuestra cabeza mientras embelesados le seguimos con la mirada
prestando toda la atención que un ser humano pudiere dirigir. Luego, se
dispersa y llena los pulmones con una esencia que no viene en ningún artículo
de primera necesidad, algo que algunos sabios de closet llaman Nostalgia.

Y la nostalgia aún trae mas cosas, es un
estuche cuya llave solo debe ser encontrada de noche, solo en las tinieblas o con
luz artificial débil para dar más peso a lo que deja. Si se encuentra de día,
procura no tener a la mano un teléfono, una puerta, un reloj, una foto, un
calendario o un arma.

La nostalgia que nace de la oscuridad de
la noche, es la forma más pura de manifestar los sentimientos que casi nunca
nadie nota en los seres humanos; lloramos, reímos, extrañamos, nos alegramos o
nos deprimimos, el sentido es cambiante, la intensidad no.

Bajo aquel umbral que la nostalgia teje, se queda espantada y caminando firme una joven y añeja maraña de personas que recuerdan en la noche, la belleza de la vida.

Mando un saludo esta noche a todos los
insomnes de corazón. A los que viajan en dragones al ritmo de Muse o en barcas
mientras bogan en el mar, a los que se ven a si mismos en sueños pasados, a los
que vuelan con alas de cera, a los melómanos de corazón, a los cinéfilos, a los
que citan a Mafalda y que cantan entre sueños "Es hora de
recapitular…" "Las consecuencias son…" y mis 19 días y miles
de noches que espero me toque compartir con ellos. Con la generación adecuada, la
generación que nació deprimida. 

Saludos a los buenos amigos.

LOBO

Un villano malvado y egoista, un ente producto de la mentira, el engaño, la vileza y bajeza que sobran de la humanidad. Es mejor ser hiriente y mordaz que buscar en algun lado la paz a costa de las convicciones de última hora. Yo he intentado, toda mi vida esto último. Por eso pido perdón hoy y toda la vida, por que desgraciadamente esta en mi naturaleza y no tengo la mas remota idea si esa sean las convicciones de un mediocre villano como aquel en el que el día de hoy me he convertido, me has convertido. No se si lo soy o no, solo se que nunca, en mis mas remotos sueños, hubiera querido ser alguien a quien odiar.

Y duele.

…solo quiero que se vaya…

Una vez desdeñe los títulos que
sombrean a las parodias actuales, pero hoy solo el tiempo me deja ejercer efecto
en mi cerebro sin dilatar, aún.

Miedo, un dolor profundo como un hacha
que corta la boca del estómago, atrapando el alma en un punto y prendiéndole fuego,
delineando una línea que marca la intensidad del antagonista que espera, que
espera por tí. No lo sé, entiendo que todo se puede, pero ¿como desintegras una
sensación que no desea partir y que no entiende de cosas obvias? ¿Tanto es el
miedo a cambiar el viento?

Sigo caminando sobre este
empedrado camino que separa un bosque bellísimo en dos. Las hojas crujen y aun así
se que no me llevará más que al mismo lugar de donde partí. Y es allí, donde me
doblo de rodillas aturdido por la sensación frío-cálida de esa vieja hacha
clavada, donde pongo las manos en el suelo, arranco la piel de la tierra y creo
lluvia para las hormigas que deambulan curiosas bajo mi sombra.  Mano al corazón, luego a la garganta, y en mi
cara termina su viaje  apretando la
frente mientras esa línea ardiente que me cortaba el vientre se extiende como
la oscuridad hasta mi cabeza y mi mente se convierte una pira de llamas
invisibles.

Solo una exhalación, antecedida
por una inspiración profunda puede bajar las llamas que me consumían un par de
segundos antes y aunque aún me asfixia esa sensación, me pongo nuevamente de
pie para seguir el camino, en este bello y fresco bosque que alimenta las
brasas que se anidan en mi pecho.

Lobo.

Recientemente escuche que hay
gente loca que cree que las cosas no tienen que ser como son, que la vida y
nivel de vida y formas de vivir pueden cambiar, que podemos ser diferentes, que
podemos ser algo más.

“Pobre gente” pensé, que destino
les queda si sus sueños mueren en su boca, en su garganta, en sus corazones. Frases
asesinas que los machacan contra el tiempo que, cuento aparte, los destaza cada
segundo que pasan sin encontrar una mirada de aprobación.

“Ay ese mijo con sus ideas” le
dice una anciana de 70 años a su primogénito de 50 inviernos; se lo dice a él y
a cientos de ilusos huérfanos de  hermanos de causa y de pensar.

Años van y años vienen y estos guerrilleros
generacionales se juntan y fallecen o se escapan sin ideales ni lugares divinos
para descansar. Esa gente loca. Pobre gente loca.

También se que se juntan de vez
en cuando en ciudades falsas, para hablar de lo que todos saben, para tomar
atención de todo lo que sucede, para emprender la actitud de cómo hacer las
cosas bien pero para nunca, jamás, hacer nada. Hace falta un redentor new age.

Y el mundo no cambia, y la
humanidad tendrá tal cruda moral cuando se de cuenta de lo enfermo que todo
esta, que no se si perezca al tratar de entender que fue lo que salió mal.
Pobre de la generación sin la gente loca, sin los guerrilleros de ideales
perfectos y maniobras imaginarias, pobre de ellos; por que será la generación
que se trago su sangre, para que no los vieran sangrar por la boca.

El Mundo no
va a Cambiar

El día de hoy entendí que el mundo no va a
cambiar de ninguna manera.

Entendí que las opciones se agotan mientras
pasan los años y que sólo dos cosas cambiarán, tú o los demás.

Es demasiado horrendo empezar tan tarde a darse
cuenta de que las probabilidades de que las cosas salgan como se tienen
planeadas en un mundo perfecto son tan nulas que es mejor olvidarlas y caminar
con los demás. 

Hoy, sentado en el peor de mis valemadrismos,
le doy voz a mi decepción. Hoy entendí que no sirve de mucho tratar de
conseguir la paz mundial en tu círculo social más cercano. Esta mañana entendí
que, nunca, jamás, el mundo que en pocas situaciones me dio todo para que fuera
perfecta la convivencia, se mantendrá mucho tiempo así. Una vez más, todo está como
hace años, una vez más, siento que, volvemos a empezar.

Ayer como hoy, sólo estamos tú y yo. Empezamos
un romance sin sentido y con esencias de maldad hace ya un tiempo considerable,
el cual no pretendo citar por temor a sentirme viejo.

Ayer como hoy, una vez más cuento con tu insana
presencia, deglutiéndose con las horas y efervesciendo cuando más se le
necesita.

Y a pesar de que denotas maldad y estás aquí
haciendo creer cosas que no puedo dejar de ignorar, hoy te digo:

¡Gracias por tus visitas! ¡Gracias por estar
aquí! Gracias por dejarme volver a sentir que siento algo por alguien, aunque
ello signifique que la nostalgia sea la madre de todos mis días.

Te volviste un estreno en fantasía

el tiempo en diferente dimensión

el destino en diferente alegoría

el espanto en días de sumisión.

Tu bálsamo en la piel de color de envidia

tu ligero sonrojo al sonreír,

el despecho de un solo día

en espera de lo que no deseo oír…

En un intento por No volverme Loco,

me encamino a ciegas al mundo sin ti

sin esperanzas de que convivas conmigo

 la esperanza del sobrevivir.

                                                                                     Juan Fco. Lobo

Cruda Moral

Cuando el alma enferma…

Como la
tierra árida que lentamente quema la planta de los pies, el desatino interior
lacera un estado oculto pero vital de mi conciencia. Es parecido a no tener
esperanza, es, como no querer hacer las cosas bien. Es como tener sed y no
apagarla con nada, es como querer detener la caída libre de un objeto inerte.

Y este
desierto apabullante que es hoy mi escenario, no se discute. Esta establecido
en mi y se encarga de colorear los días. Quizá el tiempo me devuelva la parte
de mi que hoy no esta en el teclado.

Como es
curioso el ser humano. Esta tan lleno de una diversidad caótica pero
indiscutiblemente definida. NO se como puedo ser la misma persona de ayer, o de
antier, o de la semana pasada, cuando siento que siento tan diferente, cuando
veo que veo las cosas a mi alrededor de una forma totalmente distinta. Hoy, por ejemplo,
todo es gris.

 Hoy mi orgulloso
trabajo es una carga, hoy mi vanagloriada soledad hace que mi ropa pese como el
plomo, hoy mis vicios se acrecentan, hoy mis aficiones me provocan asco. Definitivamente,
creo que hoy por salud, preferiria estar dormido.

Juan Fco. Lobo

     Así de
pronto abro los ojos después de años de estar dormido en lucidez. Dejo solo al
ritmo que adormece  la vida rutinaria, me
desperezo y me doy cuenta de un suceso que me espanta, me doy cuenta que de
hace poco un espectro de ojos infinitos
que se mueve en el interior de esta vida esta por aparecer.

     Yo se que
me visita a mi y a mil millones de personas más cada  día o cada mes o cada año y, que hay muy pocas
almas únicas, que solo las ve una vez en la vida, para luego entregarlas a la muerte.

     Sé también,
que aparece cada vez que el tiempo se aburre de ver en armonía a la gente mucho
tiempo.

     Se  incorpora poco a poco, contagiando todo un
hábitat acostumbrado para transformarlo nuevamente. Será una revolución como la
de aquel que toma entre sus manos la arena y la deja escapar entre sus dedos. Ya
nada será igual.

     Te vuelvo a
ver irritante espectro, una vez más estas aquí, sigues trayendo contigo la
tristeza infinita que da el saber que se perderán cosas hermosas para siempre,
sigues siendo tan condescendiente que nos otorgas lo único que nos queda, la
esperanza de algo mejor o la conformidad de que vendrán cosas nuevas. Aun así,
te odio. Te odio por que fui feliz, estuve bien, me sentí tranquilo y por un
segundo, pude decir que era pleno.

     Creo que mi
mente nunca se preparará para esto, es como si tuviera un pañuelo de agua
helada en la frente, no, en el cerebro. Tengo que estar alerta a todo, para
notar las variaciones y adecuarme a ellas. Lo peor que puedo hacer es creer que
todo estará bien en el proceso.

     Más tu
llegada arrolladora es inevitable, en algún momento que se no presencie, se
desató el primer engrane de esta línea de dominó y ahora, extendida por mil
brazos, todo vuelve a evolucionar.

     Ojala sea
para bien, que todo sea mejor, que lo poco que quede sea lo de siempre y que
delante de mi andar pueda continuar sin 
convertirme en un viejo.

     Al final, lo
único que puedo interpretar es que me guste o no, estas aquí.

   “El fin de una época sasuke” leí en alguna
parte alguna vez y nunca más cierto que hoy, hoy que me e dado cuenta de tu
presencia, hoy que todo nuevamente, empieza a cambiar.